Zidane se movía con la gracilidad de un bailarín. Con deslumbrante maestría y sofisticación técnica, él orquestaba el juego con pasión desbordante. Sus pases eran milimétricos, como pinceladas magistrales en https://delilahqeyv663013.acidblog.net/69536080/la-noche-del-cabezazo-que-cambió-la-historia-del-fútbol